Un retrato de los orígenes de la crisis financiera y la falta de valores

Hay tres modos de ganarse la vida en este negocio: siendo los primeros, los más listos o con engaños. Esta es la frase que mejor resume Margin Call, la última proyección del ciclo Cine-Empresa, organizada por la Escuela de Gerentes y celebrada este martes en los cines Carlos III de Pamplona. El filme, aún en cartelera, retrata la crudeza del comienzo de la actual crisis económica y de cómo se gestó entre despachos y financieros obligados a decidir entre la moral y el dinero.
Margin Call, cuyo título hace referencia a un término financiero, se ambienta un día antes de que estallara la crisis financiera del año 2008 siguiendo a unos jugadores estrellas de una importante empresa de inversión. Un joven analista de bolsa abre una información clasificada que podría llevar a la caída de esta empresa y es entonces cuando se produce toda una serie de acontecimientos donde las decisiones se convierten en cruciales, sabiendo que van a provocar el pánico de los mercados. Jeremy Irons, Kevin Spacey, Stanley Tucci, Paul Bettany, Demi Moore y Zachary Quinto destacan en el elenco de actores.
Mª José Vivar y Alfredo Chourraut profesionales de Escuela de Gerentes y de ANEL, junto con Jesús Artigas, periodista y crítico de cine, fueron una vez más los encargados de invitar a reflexionar a los espectadores sobre algunas cuestiones del filme que podrían extrapolarse, salvando las distancias, al día a día de nuestras empresas.
De entrada, se plantea si es o no conveniente desvelar la realidad, por muy oscura y cruel que sea, o ignorarla; cómo hay que platearse la toma de decisiones en situaciones críticas; a quién se debe comunicar la información crucial y cómo, a qué velocidad y con qué criterios. En este punto, Vivar señala que el filme traslada el dilema de si tenemos que salvar cada uno nuestro puesto de trabajo o pensar en el resto. «Uno de los puntos clave es que el guión no juzga a nadie, porque, de hecho, todos terminamos hasta empatizando con alguno de los personajes, con financieros que se van a casa con 1.500.0000 euros».
A juicio de Chourraut, el «drama» es que cada uno de los personajes acaba haciendo lo que se espera que haga, «ninguno se revela» y además se ve claramente que el liderazgo es importante aunque ellos no tiene ni idea del trabajo real y llaman de forma despectiva a los «cerebritos», a sus trabajadores que más saben y más talento y estudios tienen.
Asimismo, Vivar destaca el papel de la «señora de la limpieza» en una escena en el ascensor, donde dos altos ejecutivos hablan del futuro fin del bienestar ignorando la presencia de esta mujer, que aparece como una acertada metáfora de la estructura social. «La sensación de la crisis actual es precisamente esa: todo se decide entre altos ejecutivos y financieros en oficinas y las consecuencias las pagamos todos». Nosotros venimos a ser esa mujer de la limpieza.
Se trata, en palabras de Jesús Artigas, de una de las películas que mejor retrata lo que está pasando en la actualidad. «Todo se desarrolla en 24 horas, con una jerga que solo ellos entienden, un grupo de financieros que viven en un mundo aparte, con trajes de miles y miles de euros, obsesionados por el dinero». En vez de un drama económico, como algunos críticos han catalogado esta película, es más bien un filme de miedo», añade.
Así, una de las preguntas clave es si las empresas tienen protocolos morales para resolver este tipo de situaciones. En el filme se observa cómo los jóvenes son los que en repetidas ocasiones se preguntan entre ellos ¿es lo correcto? Y finalmente el resultado es el mismo de la vida real: las grandes empresas siguen ganando dinero en tiempos de crisis y a los gobernantes les ha pasado como a los directivos de la película, sin preparación ni previsión se han visto obligados a tomar decisiones rápidas, al parecer, obviando las consecuencias y con un comportamiento a todas luces inaceptable; vender algo que no tiene valor con engaño.
Así es como lo hicieron estos ejecutivos financieros con el fin de salvar su compañía y prolongar el cobro de sus desorbitados salarios, sin detenerse por un momento a equilibrar la responsabilidad social corporativa con la ética empresarial.
La actividad se ha llevado a acabo gracias al apoyo del Gobierno de Navarra y del Proyecto TESS, como parte de las actividades del Mes Transfronterizo de la Economía Social. TESS, es una iniciativa de cooperación para reforzar el papel de la Economía Social en el desarrollo social y económico en el territorio transfronterizo de Navarra, Aquitania y País Vasco, incluida en el programa POCTEFA, con la participación de la Unión Europea y cofinanciado por FEDER.