Mectu continúa apostando por los valores sociales tras la jubilación de uno de sus fundadores

Ignacio Cristóbal González, uno de los tres socios fundadores de Mectu, sociedad laboral ubicada en Cintruénigo, se jubiló el pasado enero. Una transición que Gabriel Marín Atienza considera que se ha hecho “bien” y que solo se ha notado en lo personal. Insiste en que la compañía es clave para que otras empresas industriales se instalen en la zona y se beneficien de su soporte. Asimismo, destaca que han conseguido salvar la crisis diversificando los clientes y apostando por la estabilidad, un valor que forma parte del ADN de Mectu, empresa socia de ANEL.
Ignacio Cristóbal González, Enrique Lainez Fago y Gabriel Marín Atienza dieron vida a Mectu, una empresa localizada en Cintruénigo y que centra su actividad en instalaciones, reparaciones y mantenimientos técnicos industriales en el campo eléctrico y climatización. Los tres se conocieron trabajando en una empresa del mismo sector y decidieron emprender un proyecto juntos en busca de estabilidad laboral y un buen ambiente de trabajo. “En unos seis meses ya habíamos incorporado a otra persona y en estos momentos la plantilla la conforman alrededor de dieciocho personas”, ensalza Marín.
En ese sentido, destaca la importancia que tiene para la zona contar con empresas como la suya. Así, explica que han tenido que fichar a gente de fuera porque no encontraban ese perfil concreto en Cintruenigo o las localidades aledañas. “Pero después vienen a residir aquí”, insiste.
Pero Mectu, además de generar empleo, sirve de soporte para que otras empresas industriales se puedan instalar en la zona. Y es precisamente ahí, a ojos de Marín, donde reside su principal valor. “Tenemos un cliente que lleva con nosotros desde que empezó y nos comenta que es muy difícil poder trabajar sin unos mecánicos o electricistas de apoyo”, ejemplifica.
Casi dos décadas después de su fundación, la empresa se enfrenta ahora a una nueva etapa, después de que uno de sus socios se jubilara a principios de año, el 24 de enero. En concreto, se trata del primero de los citados. “La transición ha sido cómoda porque al final ser un socio trabajador nos faculta para el apoyo diario”, comenta Marín en relación a Cristóbal. “Cada uno de los socios tenemos una misión en la empresa e Ignacio era la persona encargada de tratar con los clientes de mantenimiento. Era la cara de Mectu”, señala mientras recuerda que “todos los clientes de la zona le conocen”.
No obstante, asegura que la jubilación de este socio en un entorno de crisis, la del Covid-19, ha favorecido este proceso de cambio. “Si hubiéramos estado en pleno punto de trabajo lo hubiéramos notado más”, reflexiona. Por eso, añade, está “muy contento” con cómo se ha llevado a cabo.
En relación a la crisis sanitaria, Marín destaca que la han intentado combatir “diversificando la tipología de clientes». De esta forma, cuando te falla un tipo de cliente, como pueden ser de hostelería u otro asociado al turismo, te quedan por ejemplo clientes industriales. “Igual no somos económicamente más rentable pero buscamos las estabilidad”.
La compañía trabajó hace unos años con ANEL la monetización de su valor social, un proceso que Marín recuerda con cariño. “Te hace ver las cosas desde un punto de vista que no es el diario”. En ese proceso, sacó conclusiones de su forma de trabajar y cómo impacta eso. “Al final, ser una empresa con un fuerte compromiso con el personal, con las personas, con la zona, con la estabilidad, pues trae una forma de trato estable, de confianza, de seguridad, de apoyo y de valor de la zona”.
En ese sentido, todos los socios se muestran orgullosos de que uno de ellos se haya podido jubilar manteniendo el objetivo de la empresa. “Ojalá nos dure para todos para poder seguir dónde estamos y siendo una empresa de Economía Social”, desea Marín.