Las cervezas artesanales y con alma Naparbier, también en la Plaza del Castillo

Agua, malta, levadura y lúpulo. Éstos son los cuatro ingredientes básicos de la cerveza, rico brebaje cuyo nacimiento data de la época de los antiguos egipcios. A partir de ahí, a elección del productor queda sumarle pasión, creatividad, innovación, tiempo y mimo. Ellos lo hacen. Cada día. Todos estos puntos suponen el eje central del trabajo diario de la empresa de Economía Social y asociada a ANEL, la cooperativa Naparbier.
El constante y duro trabajo de los seis socios que conforman la empresa (Juan Rodríguez, Alfredo Rodríguez, Javier Erro, Sven Bosch, Josu Taniñe y Alex Schmid) y la continua mejora del producto, les ha servido para hacerse con una importante cartera de clientes locales nacionales e internacionales. Así mismo, han querido acercar y dar a conocer la cultura de la cerveza artesana a toda la sociedad, abriendo un local en plena Plaza del Castillo de Pamplona en el que cada día se sirven veinte cervezas diferentes que rotan cada día. La inauguración, el pasado día 24 de junio, fue “un éxito, fantástica”, puesto que hubo colas interminables tanto ese día como los que le precedieron.
Eneko Del Valle de Lersundi, gerente del nuevo establecimiento afirma que, “la filosofía que les mueve es dar culto a la cerveza y a la comida artesana, todo es casero. Intentamos trabajar lo máximo posible con ella”. Ofrecen una cerveza con mucha calidad por lo que la comida con la que se marida “también debe estar a la altura”.
Para ello, disponen de cuatro cartas que se corresponden con las cuatro estaciones del año, trabajan con productos ecológicos y de Kilómetro Cero, apostando por la agricultura, la ganadería y, por consiguiente, por la economía navarra. “Vamos a trabajar mucho las raciones y casi todo irá ligado siempre con la cerveza”. Así que utilizarán para la cocina reducciones de cerveza o los mismos ingredientes que se utilizan para la elaboración de la cerveza: lúpulo, agua, levadura y malta.
Muchas personas pueden pensar que al ser un establecimiento en el que hay veinte grifos de cerveza que rotan cada día pueden sentirse algo abrumados y perdidos si no son consumidores habituales de esta bebida. “Lo de rotar los grifos supone dinamismo y diversión de modo que la gente que se acerca no viene a beber siempre lo mismo sino que entran, preguntan y hablan con el camarero para que le aconsejemos sobre qué nuevas cervezas hay o las características de cada una”, explica el gerente.
Así, tanto Eneko como su equipo, informan, aconsejan y sobre todo, escuchan a las personas que entran y que tienen ciertas dudas sobre cuál consumir. Cuando ven qué gustos tiene el cliente y teniendo en cuenta qué cervezas son las que tienen ese día, les ofrecen una pequeña degustación para ayudarles a encontrar la cerveza que más agrade a su paladar. “Muchas personas a las que no les gusta la cerveza, prueban alguna de las nuestras y descubren que sí que les gusta”, apunta Del Valle de Lersundi.
Los trabajadores, parte esencial de la empresa
Los socios de Naparbier y el gerente de la cervecería creen en las personas como la parte esencial de la empresa. Cada uno de ellos debe sentirse parte de “la familia” ya que cuando un proyecto se comparte y es responsabilidad de todos y cada uno, es cuando verdaderamente sale hacia delante.
Se ha invertido en la formación del equipo de camareros para que puedan conocer el mundo de la cerveza y para que puedan informar y transmitir las características de cada una de ellas.
Cuidan y miman mucho a cada uno de los trabajadores porque el objetivo de la empresa es que formen parte de la familia el mayor tiempo posible, ya que “contra más tiempo estén con nosotros, mejor lo harán”.
Pensando en todos
Naparbier es una cooperativa respetuosa con el medio ambiente, con la geografía navarra y sobre todo, con las personas. Quieren que todo el mundo, sea cual sea su situación de salud, puedan degustar sus cervezas. Es por ello por lo que ofrecen una carta de cervezas artesanas sin alcohol y sin gluten.
Formación y eventos cerveceros
Además de la amplia oferta de cerveza artesana de producción propia, nacional o internacional, que ponen a disposición del cliente han optado también por aportar ciertos valores añadidos.
El primero de ellos, es la formación. Quieren ofrecer cursos sobre el mundo de la cerveza y el segundo es la organización de eventos relacionados con la cerveza y la comida: catas, maridajes, colaboraciones con otros cerveceros, conciertos… “Esto tendrá lugar en la parte de abajo, lo que llamamos Naparground, un espacio más ligado a la fábrica”.
“Seguiremos trabajando día a día en el conocimiento y en la expansión de la cultura cervecera. Queda mucho camino que recorrer para que exista la cultura de la cerveza artesana y no sólo en la sociedad sino también en los restaurantes, con los que vamos a intentar trabajar”, concluye.