La economía navarra crecerá al 2,5% y seguirá bajando el desempleo en los próximos tres años

Las perspectivas económicas, hasta 2021, prevén que Navarra se mantenga en un crecimiento del 2,5 % del PIB y que la tasa de desempleo todavía disminuya. Estas son algunas de las conclusiones que ayer expuso Miguel García de Eulate, director de Mercado de Capitales de Caja Rural, durante la mesa de trabajo “Perspectivas para la economía navarra”, organizada por Anel en el marco del Convenio de colaboración suscrito con esta entidad. La presentación corrió a cargo de Ignacio Ugalde, presidente de ANEL.
Además de estos datos positivos, García de Eulate sumó el control de la inflación, un hecho que permite que “nuestras rentas reales sean buenas” y que dé estabilidad a las empresas, ya que a la hora de comprar e invertir asumen más seguridad económica. Igualmente, García de Eulate destacó lo que, para él, son los grandes retos que Navarra debe afrontar dentro de estas perspectivas.
Si bien la Comunidad Foral va a crecer un 2,5% anual (en España se estima que esté alrededor del 2%), el ritmo de crecimiento de la demanda interna va a ser moderado, lo que provocará, por ejemplo, tensiones salariales en algunos sectores que reclamen mejoras en sus condiciones laborales. Igualmente, hay que hacer frente a las amenazas exteriores, como la guerra comercial; el sector de la automoción, ya no por el cambio a un modelo de coche eléctrico, sino “por un cambio en la movilidad ya que ahora no se tiene ni se siente tanto esa necesidad de comprar un coche, por lo que no sabemos si los compraremos o no”, argumentó; o el Brexit.
Respecto a esta situación, para García de Eulate, aún en el peor de los escenarios (que no se llegue a ningún acuerdo entre Reino Unido y la Unión Europea), Navarra “evidentemente lo pasaría muy mal a corto plazo, pero tiene la fortaleza para recuperarse a medio plazo”.
Otros retos son la situación política nacional o el menor apoyo de la política monetaria, aunque ahora “el sector financiero es más sólido y las condiciones de financiación positivas”. “La banca está saneada y tiene solvencia. El problema lo tiene el accionista, que no invierte. Y si no invierte, la banca difícilmente crece. ¿Qué va a pasar? Que la rentabilidad va a mejorar algo y el coste del capital va a bajar porque en la medida que los bancos son más seguros, el accionista va a exigir menos rentabilidad al negocio”, aclaró.
Tampoco hay que olvidar el sector público ni los desafíos estructurales, como la globalización, la digitalización (que cambia el modelo de negocio), la robotización, las nuevas desigualdades… El envejecimiento poblacional, cada vez más significativo en los países ricos, es uno de ellos. En España, en 2020, habrá un déficit del 2% “generado al 100% por el coste de las pensiones” porque, explicó García de Eulate, “nos estamos endeudando para pagar costes corrientes. Además, este envejecimiento también implica un peso demográfico conservador que se refleja en decisiones de políticas públicas. Por ejemplo, más inversión en lo social y la salud que en otros ámbitos”.
Tendencias positivas desde 2015
García de Eulate comenzó su exposición recordando otra mesa de trabajo, de 2015, sobre la percepción económica de ese año y las perspectivas y tendencias que se preveían para los siguientes. Hace cuatro años se percibía que la fase más aguda de la crisis había pasado, que había una mejora en la competitividad de costes y que la confianza de los consumidores y los mercados crecía… Es decir, se veía una recuperación económica y del empleo real.
“La crisis de consumo vino por una crisis de confianza debido a que, quienes no habían perdido el empleo, se contagiaron del miedo generalizado y no gastaban. En 2015, en la Caja, comprobamos que había aumentado el número de nuevos inversores, así como el ahorro de las familias”, explicó García de Eulate.
Los retos a los que nos enfrentábamos en 2015, recordó, eran el mantenimiento del modelo social, la viabilidad del sector público, el control de la deuda, la consolidación de empleo, la normalización del crédito o la apuesta por la calidad.
Respecto a Navarra, ese año “estábamos mejor de lo que esperábamos” ya que se esperaban mejoras del PIB del 2,7% y de la tasa de desempleo que luego han sido superadas. “Hemos crecido por encima del 3% anual los últimos cuatro años. El PIB por habitante está por encima del pico del boom precrisis y se ha reducido la desigualdad. Somos la Comunidad menos desigual de España”, afirmó.
Para García de Eulate, han sido unos años de crecimiento sincronizado y sin incremento del endeudamiento ni de las familias ni de las pymes, un dato significativo porque “todo está relacionado” como así pasó en la época de crisis. “A la vez que subían los precios, de la vivienda, de los salarios…, subía el endeudamiento de las familias. Así que ya no es solo que no ha subido el endeudamiento, si no que se está bajando, una situación muy favorable si hubiera otra crisis”, añadió.
El papel de los países emergentes
Si un inversor que busca estabilidad política y se encuentra un mercado paralizado, como está Europa en estos momentos, ¿qué hace?. García de Eulate indicó que el mundo crece un 3-4% anual porque el PIB en los países ricos “crece en torno al 2% y en los países en vías de desarrollo, al 7%”. Evidentemente, ratificó, es a estos países emergentes, en los que hay más juventud, más dinamismo, más actividad económica…, donde va a ir el dinero de los inversores ya que se gana más, aunque sea con más volatibilidad, con más riesgo.
En su opinión, es en el sector industrial donde más daño pueden hacer estos países a España y Navarra, desde el punto de vista productivo, “porque son de poco valor añadido y siempre habrá alguien que los haga más barato”. “El bajo valor añadido no tiene futuro en una sociedad como la nuestra. Mirando de aquí a 10 años, lo veo muy complicado. Pero en sentido industrial entendido como el desarrollo, la ingeniería, el talento… ahí sí que debemos añadir valor”, explicó García de Eulate, que, igualmente, abogó por desarrollar el espíritu emprendedor y por poner en valor lo local, como las cooperativas, que tienen un enfoque más a largo plazo y en las crisis han demostrado que tienen más capacidad de resistencia y de adaptarse.