El libro como herramienta de transformación

Una idea que nace a principios de 2012 a raíz de un «ensayo» de seis años, La Hormiga Atómica. Muchas horas de trabajo, reuniones, pintura, cables, obras, diseños, catalogación, edición… que se han visto recompensadas con la magnífica aceptación de las personas que estos días se han acercado hasta Katakrak, un espacio innovador y agitador cuyo objetivo es, a través de su actividad, promover pensamiento crítico y poner en marcha la transformación social y cultural en Pamplona.
Katakrak es un colectivo social pero también, una Sociedad Cooperativa de Iniciativa Social asociada a ANEL y formada por siete socios cooperativistas con perfiles profesionales muy distintos pero ligados al mundo del libro como son la filosofía, la literatura, la traducción, el derecho, la biología… Estos siete socios, junto a otros integrantes del colectivo, comparten la misma idea y el mismo objetivo, para lo cual recogen el testigo de la pequeña pero fuerte Hormiga Atómica de la calle Curia, donde había unos 7.000 libros, creando un espacio de más de 700 metros cuadrados de la céntrica Calle Mayor que alberga alrededor de los 30.000 títulos.
El pasado 31 de diciembre abrió sus puertas Katakrak (heredero de La Hormiga Atómica Liburuak); el esperado espacio librería-cafetería situado en el número 54 de la Calle Mayor de Pamplona-Iruña. Un espacio innovador y agitador cuyo objetivo es, a través de su actividad, promover pensamiento crítico y poner en marcha la transformación social y cultural.
Este proyecto tiene que ver con la Hormiga Atómica pero «es algo nuevo, todo ha cambiado, desde la organización interna hasta el espacio. Ahora formamos parte del proyecto algunas personas de la Hormiga Atómica pero también de fuera. Quisimos asumir el legado pero, Katakrak es otra cosa», explican. El primer objetivo es el deseo de transformación social y cultural eje alrededor del cual gira todo el proyecto y el libro es la herramienta para conseguirlo. Además, tanto la actividad cultural como el resto de los eventos que organicen están dirigidos a producir pensamiento crítico, «a remover la transformación de la ciudad», subrayan. Estas actividades, que irán desde exposiciones o charlas hasta conciertos, estarán organizadas tanto por ellos como por otros grupos y colectivos.
Los socios de Katakrak conocieron a ANEL a través de Alfredo, que fue el que les explicó qué opciones tenían para poner en marcha el nuevo proyecto. ANEL les ha asesorado y guiado acerca de cuáles eran los pasos que tenían que seguir además de ofrecerles formación sobre economía social. Ellos tenían muy claro que querían una estructura horizontal, una cooperativa de iniciativa social. Esta fórmula, explican, «tiene más regulación y control en cuanto a diferencias salariales, número de socios, etc., porque se considera que el proyecto tiene algún beneficio social».
Además del asesoramiento y la ayuda de ANEL, también ha sido esencial el apoyo de los cofinanciadores, más de cien personas que han cubierto, mediante préstamos privados, más del 50% de las necesidades financieras. «Son personas que nos han hecho préstamos prácticamente sin interés porque creen en el proyecto», apuntan.
Además pusieron en marcha una campaña de crowdfunding en la que explicaban detalladamente las necesidades económicas que ha supuesto adecuar el local y las recompensas que recibe cada persona dependiendo de la cantidad.
Horizontalidad, transparencia, financiación con banca ética (Triodos Bank), ecología, respeto por el medio ambiente o por los derechos humanos, son algunos de los valores que se respiran en este espacio.
Por un lado, todos y todas rotan por todos los trabajos, es decir, todos pasan por hostelería, todos limpian y todos hacen labores de catalogación. Respecto a los demás trabajos, como la gestión de proyectos, la gestión cultural, la comunicación, o el diseño, entre otros, «la idea es rotar cada seis meses o cada año, ya que la rotación en este tipo de trabajos impide la especialización».
Por otro lado, en su cafetería ofrecen productos del comercio justo, de temporada, de Kilómetro Cero y, en parte, de producción ecológica. De momento sirven cafés, tés, repostería y pinchos y bocadillos, pero la idea a corto plazo es servir menús.
En tercer lugar ponen al servicio de la ciudadanía una librería centrada en el ensayo y con una sección de narrativa «bastante grande, más o menos, lo que sería el 30% de la librería». Encontramos unas secciones muy cuidadas, con una gran coherencia interna y sentido como librería de fondo. Todo esto está ligado al libro como herramienta de cambio social.
Es por ello por lo que van a desarrollar itinerarios de lectura, es decir, guías que aconsejan al lector o usuario qué camino debe seguir si quiere entender un tema. Estos itinerarios, afirman, «queremos que tengan que ver con las preocupaciones que hay ahora y que vayan de lo más básico a lo más específico».
Por último, los Clubes de Lectura son otro de los pilares de esta librería-cafetería y consisten en lecturas colectivas en las que se eligen determinados libros con el fin de hacer un análisis y comentarios en torno al mismo. Ahora mismo solo está en funcionamiento El Club de Lectura en Euskera (Irakurle-Kluba) pero enseguida pondrán en marcha El Club de Lectura en Castellano. Estos clubes tienen lugar un viernes al mes.