Europa necesita una Economía Social próspera para afrontar los próximos retos

Con vistas a la implantación en la UE de modelos económicos social y ambientalmente más sostenibles y más resilientes, las regiones y ciudades europeas aprovechan el potencial de la Economía Social para posibilitar la transición. Para ello, la UE debe establecer unas condiciones marco más favorables que favorezcan la Economía Social, lo que requiere establecer una definición y un marco legal semejante en todos los territorios y facilitar el acceso a la financiación y los mercados.
En Europa el 10% de las empresas existentes siguen el modelo de la Economía Social, alrededor de 13,6 millones de personas trabajan en estas empresas, si bien su trabajo moviliza a más. Ante esta realidad, el Comité Europeo de la Regiones presenta sus sugerencias antes de la próxima propuesta de la Comisión Europea para una Recomendación del Consejo sobre el desarrollo de las condiciones marco para la Economía Social.
El Comité destaca el gran arraigo local de la Economía Social, por lo que pide la posibilidad de adaptación de las entidades locales y regionales de las medidas marco teniendo en cuenta el contexto local, para apoyar el desarrollo de la Economía Social en su territorio. Para crear un entorno favorable para las entidades y empresas de la Economía Social, se necesitan iniciativas legislativas a nivel europeo y nacional en materia fiscal, contratación pública, ayudas estatales, formación y educación.
Se ha reiterado el hecho de que en Europa no se cuente con una definición exclusiva y común, además de un método de recopilación de datos común, por lo que se vuelve a ver la necesidad de un marco jurídico europeo más favorable para la Economía Social que, al tiempo que establece un marco común, abarque las diferentes formas. Ante esta posibilidad, las regiones y ciudades acogen con satisfacción que la Comisión Europea vaya a presentar una iniciativa legislativa sobre las actividades transfronterizas de las asociaciones en 2023.
Finalmente, el Comité hace un llamamiento a todos los niveles de gobierno para la creación de estrategias a largo plazo y bien financiadas, además de el establecimiento de esquemas de apoyo más informales y accesibles, para la implantación de la Economía Social. También sugiere establecer un observatorio formal de la Economía Social en Europa.